Rockstar

Quiero decirte que me gusta tu remera de otaku limpio.
Que ese barbijo barato te resalta los ojos.
Y que el corte de pelo que llevás es terrible,
pero en vos no luce tan mal.
Soy pésima encarando,
así que te escribí un textito rancio.
Por suerte, antes de enviarlo,
la voz de mi conciencia se presentó en forma de amiga
y me dijo que era al pedo.
Que no daba.
Nunca escucho,
pero tengo la cabeza tan rota estos días,
que le di la razón.
Aún así, te muevo la cola.
Con la intensidad de esos perros viejos a los que nadie adopta.
Y es que escucharte hablar es de mis pornos preferidas.
Por encima de tus anillos de chico malo apretándome el cuello,
o de tu versión más tierna pasadas las 3am.
Sos hermoso cuando te sacás el maquillaje.
Quiero decirte que sonrío un poco mientras me hacés cucharita,
que no me joden tus ronquidos,
y que a pesar de salir corriendo de tu casa al despertar,
muy en el fondo me gustaría quedarme.
Pasa que después de los 30,
un par de noches a puerta cerrada ya no alcanzan para enamorarse.
Y además de no confiar en extraños,
jugar a lo casual es de esas cosas que nunca pude aprender.